Carta #1
La relación humana
Hola,
Esto no es la newsletter habitual.
Hoy te escribo directamente yo, Charlotte.
Si no me conoces, me presento: soy la creadora de in-mocion y profe.
Me apasiona transmitir lo que aprendo sobre la creatividad, aplicada de la forma que sea.
También soy francesa - lo cuál quiere decir que esta carta tendrá acento francés.
Me lanzo.
Me intimida, te lo digo. Pero al lío.
Lo que me motiva es que hay muchas cosas ricas ricas a las cuales he dado forma y quiero encontrar una manera de compartirlas contigo.
Cosas que he aprendido y sobre todo cosas que he comprendido.
Utilizo mucho de mi tiempo para preguntarme qué sentido tiene esto que quiero transmitir, esta herramienta, este proceso, este truco, este ejercicio, esta técnica, esta manera de hacer, esta postura, esta manera de escuchar…
Entender el por qué de las cosas, esto me gusta.
Me formo, me reuno con pares, trabajo con pares. Analizo. Y sigo buscando.
El fruto de estas reflexiones, no me lo quiero guardar.
Tengo la sensación de que le podrías sacar un provecho enorme.
Así que me lanzo. Acento francés y errores de idioma, o no.
Te doy entonces la bienvenida a la primera carta de Charlotte.
Pues eso, un email en el cual te comparto una reflexión sin darle más vueltas. Y con acento francés. “Pardon my French”, como dicen.
En esta primera carta quiero hablarte de la relación humana.
Esto que pasa cuando varias personas estamos juntas, tratando de trabajar juntas, creando algo juntas.
Me deleité cuando leí en “Sapiens” el capítulo en el cual Yuval Noah Harari explica que “la cooperación social es nuestra clave para la supervivencia y la reproducción”.
Sapiens sobrevive porque colabora. No fue así para Neandertal.
Hace ya un rato que unimos fuerzas hacia objetivos comunes y que creamos cosas juntas.
Aún así nos sigue costando.
Como dice una amiga “la mayor dificultad en cualquier proyecto, es la relación humana. No es tanto la tecnología o los recursos.”
Nos cuesta escucharnos. Escucharnos de verdad.
Dejar el otro hablar hasta el final. Sin querer acabar su frase. Sin tener ya una idea sobre lo que esta persona dice.
Sin juzgar…. ¡Ah! sin juzgar.
Nos encanta criticar en seguida las ideas o reflexiones de las demás (solemos hacerlo muy bien también para las ideas propias - en nuestras cabezas, claro).
Nos cuesta también decir lo que realmente pensamos.
Nos atrevemos a hablar sólo si estamos completamente seguros de que esto es una buena idea, una excelente reflexión.
Parece que si quiero que me escuchen tengo que ser oratoria experta o ensayar en mi cabeza lo que quiero decir (claro allí, ¿cómo podré escucharte mientras estoy preparando mis frases??!).
Parece que las personas más rápidas o más extrovertidas sólo ellas pueden hablar.
Entonces me callo. Te callas. Él, ella, ellos, ellas se callan.
O hablo demasiado. Hablas demasiado. Hablan demasiado.
Y no escucho, no escuchas, no escuchan.
Por todo eso (y más) es fundamental hacerse varias preguntas cruciales sobre el marco de relación que puede existir en una reunión/ sesión/ taller…
¿Qué quiero decir por marco de relación?
Te lo cuento la semana que viene para que esta primera carta no sea demasiado larga.
Y si intuyes que esto es para ti, echa un ojo al próximo Monográfico de Facilitación de in-mocion sobre el marco de relación - ¿Cómo crear un entorno favorable y estimulante en una reunión/ sesión/ taller?
Una sesión muy práctica en petit comité con su servidora.
Un abrazo y sigo en la próxima carta,
P.D.: Si no me conoces todavía, soy Charlotte, la creadora de in-mocion y profe también. Me apasiona transmitir lo que aprendo sobre la creatividad, aplicada de la forma que sea. Soy francesa de allí el acento francés de lo que has leído.
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